Houston,
29 de julio del 2014
Dimensión de una Crisis Humanitaria actual.
Migración indocumentada de miles de niños
de
origen mexicano y centroamericano
hacia
Estados Unidos de América.
Por Eduardo Giles.
La sociedad civil estadounidense sabe y tiene
consciencia de la crisis humanitaria que representa la continua migración indocumentada
hacia territorio norteamericano de miles de niños y adolescentes de origen
mexicano y centroamericano que viajan solos y sin la debida supervisión de un
adulto responsable.
Este fenómeno migratorio trascendió a la
opinión pública, debido a la denuncia conjunta de las autoridades respectivas
del U.S.
Citizenship and Inmigration Servicies and Department of Homeland Security sobre la saturación
de los centros de detención de miles de menores de edad interceptados por la Border Patrol al cruzar la frontera de
manera ilegal. Sólo de octubre del 2013 a la fecha, las autoridades contabilizaron a cerca de sesenta mil niños
de ambos sexos en esas condiciones.
Por lo general, los niños de origen mexicano en
custodia del Border Patrol son
repatriados a la protección de las autoridades competentes mexicanas, casi sin
mayor trámite en la mera frontera,
En contraste, los niños de origen centroamericano,
concretamente aquellos procedentes de Guatemala, El salvador, Nicaragua y
Honduras son objeto de un juicio en una corte de migración, que integra un expediente clasificando la
entrada indocumentada a territorio estadounidense como un delito, para después
ser repatriados por avión a sus respectivos lugares de origen.
El problema es que, la infraestructura actual
que tienen las autoridades estadounidenses resultó insuficiente,
específicamente en lo que toca al número de jueces de migración, personal
administrativo, médico y de vigilancia para procesar con justicia y dignidad
esa cantidad inusual de expedientes de los niños en comento. Asimismo, el
alojamiento y cuidado de esos menores de edad resultó inadecuado en las
instalaciones del U.S. Citezenship and Inmigration
Services que indujo a esas autoridades a buscar opciones de alojamiento temporal,
en ciudades distantes de la frontera.
El fenómeno social de la migración masiva de
niños y las distintas propuestas de
solución a esta inédita crisis humanitaria desató un debate político y social
de carácter nacional e internacional, que se resume en lo siguiente.
En la Cámara de Representantes, algunos
legisladores exigen el reforzamiento de la seguridad en la frontera, porque
éstos niños infractores reflejan la punta del iceberg de un problema mucho más
serio, que tiene que ver con la delincuencia organizada y el creciente tráfico
ilegal irrestricto de personas, dinero, armas y drogas. Otro grupo de
legisladores afirman de manera categórica que esa crisis humanitaria no es
responsabilidad ni del gobierno, ni del pueblo estadounidense.
Frente a ese razonamiento, otro cuerpo de
legistas subraya que cada infante tiene derecho inalienable a un habeas corpus
relacionado con el principio del asilo político y de la reunificación familiar,
toda vez que la mayoría de los padres y tutores de esos niños están establecidos
–legal o ilegalmente-, precisamente en los Estados Unidos de América.
En medio de esa confrontación política está el
Presidente Barack Obama que solicitó al Congreso la aprobación de un recurso
económico de emergencia para hacer mucho más expedito el trámite legal
conducente a la deportación de esos niños, toda vez que, al ritmo actual, se prevé
que el proceso para cada infante tarde hasta tres años.
Por supuesto que la opinión pública tiene sus
propias conclusiones sobre el curso de las declaraciones políticas que se han
vuelto casi cotidianas.
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